De Por Qué Liverpool Dejó de Ser Parte de Mi Vida

Hola amigos de "Consumidores Opinan":

Les escribo para contarles que Liverpool YA NO ES parte de mi vida, ahora que a nuestros decerebrados, pero muy ecológicos, legisladores decidieron que está prohibido envolver la mercancía con bolsas de plástico, aunque no aclararon en la ley que debe ser obligatorio reemplazar los materiales y entregar lo que uno compra en empaques de materiales alternativos y reciclables.

La mayoría de las empresas, sobre todo boutiques y tiendas departamentales de cierto nivel, siguen empacando las compras en bolsas de papel o cartón reciclados, lo cual es cien por ciento correcto. Pero hace una semana tuve el mal tino de comprar varias prendas de ropa interior en Liverpool Perisur y después de pagar, la empleadita, sintiéndose muy sácale-punta me dijo: "Muchas gracias por hacer de Liverpool, parte de su vida" y que me da la ropa en los ganchos. "Señorita -le contesté-, ¿no va a poner la ropa en una bolsa?...

La ñoña empleada me preguntó en qué bolsa quería que echara la ropa, que si traía una mía. Vi que tenía en el mostrador unas bolsas "reciclables" (de un plástico tan contaminante como cualquiera, pero que tienen la virtud de lavarse) y le pedí que pusiera la ropa en una. Según el tamaño, las bolsas son de cinco, diez y quince pesos. Estuve a punto de aventarle a la mujer en la cara, mis calzones y brasieres, para pedirle que me regresara mi dinero; pero la verdad, ya había perdido la tarde eligiendo las prendas que cabían bien en una mini-bolsa de cinco pesos. Le pedí a la empleada que guardara la mercancía en una bolsa de cinco pesos y le di la moneda. Luego vino otro momento desagradable: La mujer no me dio la nota de compra de la bolsa. Se la pedí y torció la boca. Se hizo (perdón por la expresión, pero no hay de otra) pen-de-ja por unos minutos, yendo y viniendo al módulo de la caja y yo esperé pacientemente por unos diez minutos hasta que le reclamé de nuevo la nota de la bolsa reciclable. Entonces se fue a otra caja y volvió con la nota. Ya más tarde me di cuenta de que las empleadas de Liverpool no registran la compra de las bolsas, así que le están robando unos centavitos a la empresa, bajo el principio de que ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón.

De regreso a casa llegué a la conclusión de que esa fue la última vez que compro algo en Liverpool, que me resultó una tienda más piojosa que los tianguis, donde ahora envuelven los jitomates en cucuruchos de periódico, a la antigüita.

Saludos y gracias por compartir mi mensaje!!!

Claudia S. | Coyoacán, CDMX